el dulce, lento e irresistible encanto de Laos


Oh no! otra puesta de sol! (Don Det, Si Phan Don)

Oh no! otra puesta de sol! (Don Det, Si Phan Don)


Sólo he consumido la mitad del mes que me permite la visa de Laos estar en este país y ya puedo decir que es mi preferido. Ya intuía a priori que tendría cierta conexión con él, pero me parecía difícil que el único país sin costa, con lo que me gusta el mar, fuera a ser el que más me gustase del sudeste asiático. Vietnam es más rico y variado, tiene estupendas ciudades y paisajes naturales, deliciosas comidas y el mejor café del continente. En Camboya están los impresionantes templos de Angkor y las personas de sonrisas más radiantes de la región. Me consta que en Tailandia la comida, la gente, los masajes y las playas son sin igual (ya os daré mi opinion si paso). Pero Laos, que no tiene mar, que es menos conocido que sus vecinos y que es uno de los países mas pobres del mundo, me está gustando mucho más. Seduce sin intentarlo. Es armonía y belleza al natural. Tiene esa magia que no se puede describir con palabras porque pertenece al abstracto mundo de las emociones y al caprichoso mundo de la subjetividad. Como cuando alguien que no responde a tu retrato robot de persona ideal te gusta mucho. Eso me pasa con Laos. En Don Det, archipiélago de Si Phan Don, en el extremo sur del país donde tenia su escondite el fugitivo de Roldán, disfruté del mejor abrazo del Mekong. En Champasak paseé descalzo entre casas coloniales. En Pakse subí la bici al bus que me llevó a Vientiane, mi nueva capital favorita, donde ahora la tengo aparcada porque el norte es demasiado montañoso para ella (no vayan a creer que para mi). En una granja orgánica de Vang Vieng donde se podían degustar sus productos naturales como el delicioso queso de cabra o el imbatible batido de mora, me refugié de los adolescentes (mayoritariamente de Londres) que se tiran por el río borrachos con un neumático, práctica conocida como tubing que misteriosamente provoca más conjuntivitis que ahogos. Y en el autocar de camino a Luang Prabang, como no mareo si me concentro en las vistas, disfruté del paisaje mas bonito que recuerdo en mucho tiempo. Antes de este viaje no sabía que el verde me gustaba tanto, ni tampoco que Laos se iba a quedar grabado a fuego en mi corazón.
la felicidad, el entorno natural, los valores, los niveles de higiene, los índices de alfabetización, el buen carácter de la gente, los niños jugando en el río... eso no lo reflejan las estadísticas del PIB/capita a la hora de determinar la pobreza de los países

la felicidad, el entorno natural, los valores, los niveles de higiene, los índices de alfabetización, el buen carácter de la gente, los niños jugando en el río... eso no lo reflejan las estadísticas del PIB/capita a la hora de determinar la pobreza de los países

5 Respuestas a “el dulce, lento e irresistible encanto de Laos

  1. Que bonic llegir això els millors sentiments són els que no es poden explicar. Pero deixem dir-te que quan he vist que la majoria de gent que fa tubing és de London un somriure se m’ha dibuixat als llavis. Segur? jejeje
    Continua disfrutant!

  2. Fantástico relato. Como sigas así, te harán un libro con los posts a modo de guía para globe trotters o como simple lectura de desconexión sensorial para estresados.
    Thanx mate

  3. coincido con arriba… que lindo leerte!
    beso enorme
    M

  4. Querido Bruno, nosotros contentos de como estas disfrutando el viaje. Creo que es lo mejor que te puede pasar, y lo bien que nos hace a nosotros y en general al mundo, de estos hermosos lugares que con tanta inteligencia sabes relatar. Pareciera que lo estamos viviendo junto contigo. Sabes que disfrutamos la alegría la paz y la armonía de la misma manera que la estas disfrutando tu en este hermoso pais. Y donde anda la bici?
    Besotes, y hasta pronto, hermoso nieto.
    Clara y Abraham.

  5. Hola hijito
    Estás redescubriendo el verde. El verde nos tranquiliza. Recordá que hasta hace pocos años dormiamos en la copa de los árboles para que no se hicieran un sandwich con nosotros. El mar es hermoso pero no abundan las costas con vegetación… «El arroyo de la sierra me complace más que el mar».
    Veo que el cabronazo de Roldán tenia buen gusto!
    Un abrazo y gracias por los relatos

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